Aunque todos los
pescadores somos conscientes de que uno de los puntos más
importantes para la obtención de capturas es el de la correcta
elección y presentación del cebo, también es totalmente cierto que
la gran mayoría de nosotros nos limitamos a usar dos o tres cebos
únicamente.
Ya sea porque son los que
mejor resultado nos han dado en alguna otra ocasión, o porque son
los más cómodos, los que mejor resisten, los más económicos...
las razones para que terminemos confiando en un cebo pueden ser
muchas y muy variadas.
Sin embargo, el
limitarnos a dos o tres únicos cebos no deja de ser un error ya que
el mar nos ofrece una enorme variedad y no estará de más que
barajemos otras opciones.
A veces no se trata tanto
de cambiar de cebo como de intentar mostrarlo de una forma diferente.
En este artículo, intentaremos dar algunos consejos útiles en este
sentido.
CLAVES PARA LA
ELECCIÓN DE UN CEBO
Como hemos dicho, muchas
veces ni lo pensamos: simplemente metemos en el equipo los cebos que
tenemos más a mano o los que más cómodos nos resultan. Sin embargo
en el exigente mundo de la pesca a surfcasting la
correcta elección de un elemento tan simple como el cebo puede
marcar la diferencia entre conseguir o no resultados.
Pero, ¿cuáles son
las claves para elegir un cebo de la forma correcta? Las
resumimos a continuación:
- La zona de pesca: una correcta observación de la zona de pesca resulta imprescindible para determinar cuál es el posible alimento de las especies que allí se encuentran. Siempre deberemos ofrecer a las posibles capturas un cebo que se corresponda con lo que están más o menos habituadas a encontrar en su zona, salvo algunas especies muy “curiosas” la gran mayoría descartan cualquier cebo que les resulte demasiado extraño.
- La meteorología: muchas veces el tiempo reinante influye mucho más de lo que querríamos en nuestra pesca. El viento, la lluvia, el sol... son elementos que pueden llevarnos a seleccionar uno u otro cebo en función de la visibilidad, de lo fácil que resulte “perderlo”...
- Estado de la mar: muy relacionado con el tema climatológico, el estado de la mar puede llevarnos a la necesidad de utilizar uno u otro cebo en función de lo turbias, movidas o revueltas que se encuentren las aguas.
- Análisis de las corrientes: las corrientes arrastran con ellas gran cantidad de alimento, que hacen que muchos peces de mediano y pequeño tamaño se coloquen en sus límites, con intención de comer... no muy lejos se colocarán los depredadores con intención de alimentarse: hay que saber analizar estos momentos.
- Y, por supuesto, lo más importante a considerar es la especie que deseemos capturar. Hay que conocerla a la perfección, sus gustos, sus hábitos alimenticios, cómo le afecta la temperatura, sus posibles reacciones ante un cebo... Toda la información de la que podamos disponer es siempre poca.
LA SARDINA, EL CEBO
UNIVERSAL
No cabe duda de que la
sardina es el cebo más utilizado por la gran mayoría de los
pescadores. Los motivos para ello son muchos:
- Precio: es muy asequible.
- Fácil de conseguir: basta con ir a cualquier pescadería. También hay quien la compra en la sección de congelado, aún más barata, si bien muhos afirman que para que sea realmente efectiva la sardina debe estar fresca
- Múltiples posibilidades de pesca: efectivamente, la sardina es un cebo polivalente, capaz de dar buenos resultados con múltiples especies. Incluso hay quien afirma que “a la sardina le entra todo ser vivo del mar” (y no sólo en el mar, hay quien incluso la utiliza para pescar en agua dulce).
- Fácil conservación: la sardina no precisa de cuidados especiales para su conservación. Incluso toda aquella que nos sobre podremos congelarlas en nuestra propia casa.
- Se aprovecha al máximo: cabeza, tripa, sobras varias; pueden ser utilizadas como cebo. Para ello las machacaremos bien y mezclaremos con algo de harina, aceite y arena de la playa ¡es un engodo perfecto!
- Su olor: algo que sin duda puede resultar incómodo para su manipulación, pero sumamente útil a la hora de obtener resultados. La sardina desprende un olor muy característico que la hace detectable desde grandes distancias, actuando como un fuerte atrayente para gran cantidad de depredadores.
La efectividad de la
sardina depende, en gran medida, del correcto anzuelado. Precisaremos
para ello de hilo elástico, normal o materiales solubles en agua.
Después dependerá de cómo deseemos utilizar la sardina:
- Troceada: para ello comenzaremos por cortar la cabeza y toda la zona de las tripas (que guardaremos para preparar el engodo). Separamos los dos flancos de la espina central y cortamos cada mitad en dos, tres o cuatro trozos (en función del tamaño de la sardina).Cada uno de esos trozos se utilizará para cebar, para lo cual lo atravesaremos por completo, como si lo estuviéramos “cosiendo”, desde el principio hasta el final del trozo (donde deberemos esconder la punta del anzuelo).
- Entera: así deberá usarse en caso de que nuestro objetivo sean los grandes depredadores. Para anzuelarla disponemos de dos métodos:
- Coser la sardina con el anzuelo. Comenzaremos por la parte más dura pegada a la cola, para terminar con el anzuelo atravesando de ojo a ojo (si decidimos dejar la cabeza).
- Con la ayuda de una aguja de anzuelar para sardina, atravesamos la sardina longitudinalmente por donde queramos dejar finalmente el anzuelo y, en el gancho del final de la aguja, sujetaremos la lazada de la gameta que lleva el anzuelo. Cuando hayamos pasado toda la línea a través de la sardina, escondemos la punta del anzuelo y fijamos la lazada de la gameta en la línea principal.
CEBOS CON CONCHA
Almejas, coquinas,
mejillones, navajas... por lo general le tenemos cierta “manía”
a los cebos que tienen concha y muchas veces es porque simplemente no
sabemos cuál es la forma adecuada para sacarles el mejor partido.
Nos solemos empeñar en
presentarlos en nuestro anzuelo sin la concha, sin darnos cuenta de
que los
peces nunca verán así
una almeja en el fondo del mar.
Para que sea efectivo, el
cebo debe engañar al pez y, para ello tenemos que presentárselo tal
y como
normalmente lo verá bajo
el mar. Por supuesto, anzuelar un cebo con la concha no es tarea
fácil: hay que meter un anzuelo discreto dentro del mejillón o
almeja (o cualquier otro cebo de este tipo) y, para que después
quede cerrado de nuevo, lo sujetaremos con fuerza mediante hilo
elástico o una pequeña goma.
CEFALÓPODOS
El calamar, la pata de
pulpo y la sepia son cebos duros, fáciles de anzuelar y que se
sujetan muy bien; quizás por eso suelen ser de los preferidos por el
pescador cuando hablamos de cebos “antimorralla”
Sin embargo no siempre
resultan todo lo efectivos que pueden ser porque no los montamos
correctamente: amontonamos la tira de calamar en el anzuelo, formando
una bola y lo más normal es que quede al descubierto parte de ese
anzuelo y ¡los peces no son ciegos ni tontos!, de inmediato
percibirán el engaño.
Por eso lo más correcto
es montar sobre la aguja de una tira vuelta, amarrada con hilo
elástico y metida después sobre el anzuelo, como si formara un
“gusano” de color blanco que sin duda resultará muy atractivo
para gran cantidad de peces. Otra opción es un montaje doble con dos
anzuelos, uno al principio y otro al final.
Mención a parte merece
la cabeza de estas especies, que muchos directamente desechan y que
en realidad posee un gran potencial. No se montará directamente, tal
y como está, en el anzuelo, sino que podemos cortar las patas en
grupos de dos y coserlos con la aguja de una forma tal que los
tentáculos queden hacia los lados. Puede ser un poco “laborioso”
pero los resultados están asegurados.
Felicidades por tan estupendo reportaje, un saludo y gracias por compartitlo
ResponderEliminarGracias Juanma, un saludo ; )
ResponderEliminarMuy buen artículo. Yo suelo usar calamares y cabezas de caballas para la pesca con tiburones
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