En la entrada anterior
intentamos entender algunos de los factores por los que los peces
muestran más o menos actividad, repasando algunos conceptos clave
como el mejor momento del día para pescar, la influencia de la luna
o la correcta presentación del cebo.
Muy bien, sabemos los
horarios y costumbres de la especie que buscamos; los respetamos y
seguimos al dedillo.
Acudimos a la playa donde
tanto picaron por última vez.
Preparamos el más
suculento de los cebos, fresco, con el tamaño ideal y perfectamente
presentado en un anzuelo impecable.
La situación es
perfecta: el clima, la marea… y sin embargo ¡ni una picada!; ¿cómo
puede pasar esto?, ¿qué está sucediendo?
Algunas respuestas pueden
ser:
- Posible cambio meteorológico: Es conveniente que comprobemos que no se avecina un cambio brusco en la temperatura.
- La presión atmosférica: debe ser alta o estable. La presión atmosférica tiene una enorme influencia en el comportamiento de los peces, puesto que éstos son muy sensibles a sus variaciones. La teoría dice que cuando ésta baja de forma rápida (anuncio de mal tiempo), lo normal es que los peces huyan hacia los grandes fondos donde se encontrarán más seguros; su instinto les hace adelantarse a la llegada del buen tiempo y antes incluso de que termine la tormenta los tendremos de nuevo cerca de las orillas, buscando la ansiada “comida fácil”. Por ello resulta fundamental estar constantemente pendientes de las variaciones del barómetro.Personalmente me he hecho con un reloj Suunto con barómetro ya que comprender cómo afecta la presión atmosférica a la pesca es muy recomendable. Alguna de las mejores pescatas las he hecho con una tormenta acechando y esto siempre trae cambios bruscos de presión.
- La corriente: las corrientes arrastran con ellas gran cantidad de alimento que hace que muchos peces de pequeño y mediano tamaño se coloquen en sus límites, para poder comer. Y eso lo saben también los depredadores, que no andarán lejos...Hay que destacar que el efecto de las corrientes se hará notar más en las playas de grandes dimensiones.
- El viento: Por un lado deberemos tener en cuenta la fuerza con la que sople y por otro, un dato fundamental para la pesca: la dirección en la que lo haga. Si un determinado viento es bueno o no para la pesca, dependerá de la zona en la que nos encontremos, así:
- Cantábrico: los mejores vientos son los que provienen del sur y del oeste, puesto que son húmedos a la vez que templados. En esta zona se temen los vientos del este y del norte.
- Atlántico: similar al Cantábrico.
- Mediterráneo: el peor viento para la pesca es el que proviene del sur (conocido como “Siroco”).
- Posible presencia de depredadores en la zona, que hagan huir a nuestros peces.
- Existencia de morralla: uno de los mejores indicadores sobre la posibilidad o no de obtener capturas es la presencia de morralla en la zona que hemos elegido como lugar de pesca. Pequeñas bogas, besugos, peones etc…
- Presencia de contaminación: si el pez capta la presencia de contaminación en la zona, se negará a comer e incluso “huirá” a otra zona.
Estado general del
mar: un breve análisis de este estado nos servirá para
determinar los materiales y las técnicas que debemos emplear en cada
caso:
- Aguas turbias: lo normal es que estén provocadas por un fuerte temporal. En estos casos la pesca resulta práctica imposible, si bien en caso de querer realizarla, nos decantaremos por las zonas de desembocaduras de ríos, donde el agua estará más tranquila, convirtiéndose en el lugar donde a menudo los peces buscan amparo.
- Aguas ligeramente turbias: las que veremos algunas horas después de haber pasado el temporal o bien tras una fuerte tormenta. Tampoco son buenas aguas para la pesca al surfcasting.
- Aguas opalescentes: aquellas que vuelven a la normalidad, perdiendo las sustancias terrosas que flotaban, pero conservando materia orgánica que las mantiene con algo de color. Son buenas aguas para la pesca.
- Aguas claras: ideales para la pesca al surfcasting. Debemos tener en cuenta que si nosotros vemos mejor, los peces también tendrán mayor visibilidad, por lo que deberemos utilizar sedales finos y cebos bien presentados.
Pero ¿qué pasa cuando
lo hemos comprobado todo y siguen sin picar? Muchos pescadores,
cansados quizás de buscar una respuesta sin encontrarla, terminan
por afirmar que existe un motivo tan sencillo como extraño: los
peces no tienen hambre.
No podemos afirmar que no
sea así, pero resulta cuanto menos extraño que todos los peces, de
diferentes especies, hayan saciado su hambre en el mismo momento y
por tanto ninguno tenga ganas de lanzarse a comer el cebo que le
ofrecemos. ¿Tal vez es que no están ahí?
Por
mucha teoría que consultemos y por muchos expertos pescadores a los
que escuchemos, lo cierto es que la suerte siempre va a suponer un
amplio porcentaje dentro de nuestras posibilidades de éxito. Así
que, en último caso y si hemos hecho todo lo que está en nuestras
manos para conseguir resultados sin lograrlos, ¡echémosle la culpa
a la suerte! El mejor consejo es....¡estar a pie de playa pescando todo lo que podamos!
Muy buena entrada
ResponderEliminarFelicidades
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