Aunque la técnica de
pesca pueda parecer poco adecuada, lo cierto es que pescar en aguas
poco profundas puede reportarnos grandes resultados.
Y es que justamente ese
poco fondo es lo que puede llamar la atención de numerosas especies
como la dorada, el sargo, el besugo... o incluso la reina del
surfcasting, la deseada lubina.
A continuación
hablaremos sobre cómo debe pescarse cuando la profundidad es escasa,
intentando aportar los mejores consejos para hacerlo.
PROFUNDIDAD /
RESULTADOS
Hay una creencia bastante
extendida de que a mayor profundidad mejores serán los resultados,
de hecho es algo casi tan obsesivo como ganar distancia de lance
pescando a surfcasting. Muchos pescadores huyen de las playas planas
y si pueden ganar unos metros desde un dique o roquedo lo hacen
encantados buscando profundidad.
Sin embargo, nada más
lejos de la realidad. La gran mayoría de las veces, la pesca entra
mucho mejor en las playas donde no existen grandes cambios en la
profundidad, aquellas que sólo cuentan con ligeras pendientes, donde
la caída de la playa es muy suave y se prolonga largo trayecto desde
la orilla.
Además estas playas
suelen ofrecer gran cantidad de alimento para los peces. Si esto es
así ¿por qué tantos pescadores se niegan a pescar en playas de
poco fondo? Aquí podríamos señalar dos razones: es técnicamente
más complicado, puesto que nos vemos obligados a realizar lances de
muy largo alcance; y las capturas son poco “llamativas”, de
tamaño más bien escaso.
CUÁNDO PESCAR EN UNA
PLAYA DE POCO CALADO
Probablemente el mejor
día para acudir de pesca a una playa de poco calado sea aquel en el
que exista algo de movimiento bajo el agua, de manera que el fondo se
remueva dejando libre un “banquete” de coquinas, almejas,
ermitaños, cangrejos... al que acudirán gran variedad de peces.
Para pescar en estas
playas de poco fondo resulta fundamental que sepamos “ver las olas”
en tres sentidos: cómo llegan, dónde llegan y dónde se cruzan.
Y es que lo normal es que las olas vengan desde diferentes puntos
(principalmente por la incidencia de los bancos de arena sobre el
movimiento del agua). Partiendo de esto, conviene tener en cuenta
que:
- Si las olas llegan a la orilla siempre por la misma línea imaginaria: lanzaremos en aquel lugar donde tras las primeras rompientes lejanas exista una zona calmada: es allí donde habrá mayor fondo a una distancia prudencial.
- Si las olas llegan a la orilla desde diferentes puntos, conviene realizar un “estudio” de los lugares donde se cruzan, pues es allí donde nos interesa “afinar” nuestros lances. Se trata de puntos estratégicos, los conocidos por muchos pescadores como “remolinos”. Aquí se forma una especie de poza en la que suele concentrarse gran cantidad de alimento al que sin duda muchas especies acudirán para saciar su apetito.
En caso de que el viento
esté calmado y nos encontremos ante uno de esos días “tranquilos”,
podremos observar como en las playas de poco calado no se levanta la
arena y el color del agua apenas varía. En estos momentos lo más
acertado es el uso de cebos que resulten vistosos, que contrasten con
el color de la arena del lugar, de modo que llamen la atención de
las especies del lugar.
LA NECESIDAD DE
MOJARSE
Aunque en nuestro país
no exista mucha tradición en esto de meterse en el agua para pescar,
lo cierto es que para obtener resultados en una playa de escaso
fondo, lo más efectivo es “mojarse”.
El motivo es sencillo:
debemos intentar acercarnos lo máximo posible para alcanzar el lugar
donde se encuentra el pescado.
Metiéndonos en el mar
podemos ganar entre veinte y treinta metros (más en algunas playas),
lo que puede suponer la diferencia entre alcanzar o no la franja en
la que se mueve el pescado.
La técnica de pesca en
estos casos debe desarrollarse de la siguiente forma: entramos en el
agua, lanzamos al lugar que entendemos más adecuado, volvemos a la
orilla (sin tensar), una vez en la orilla tensamos y dejamos la caña
dispuesta en el cañero.
Un equipo poco
especializado pero que sepamos manejar bien, nos permitirá realizar
lances muy certeros metidos en el agua, pero para eso el mar nunca
deberá subir de nuestros muslos.
EL EQUIPO
Aún a pesar de lo que
muchos puedan opinar, este tipo de pesca nos permite conseguir
resultados sin necesidad de utilizar un material muy especializado,
más bien al contrario.
El equipo que debemos
llevar si deseamos conseguir capturas en una playa de escaso calado
tendrá las siguientes características:
– CAÑA:
semiparabólica, de buen puntero, con la que podamos lanzar con
soltura aunque tengamos los pies en el agua.
– CARRETE: vigilaremos
sobre todo que tenga una rápida salida, que sea de bobina cónica a
poder ser.
– SEDAL: deberá ser
muy fino (Aquí en el cantábrico eso es 0,25 - 0,30).
– PLOMOS: resulta
fundamental que se ajusten perfectamente a la caña utilizada,
teniendo presente que si lanzamos desde el agua deberemos rebajar
entre10 y 20 gramos el peso. Hay quien pinta el plomo con colores
llamativos cuando va a pescar en zonas donde los peces son de poco
tamaño.
– CEBOS: aunque por
supuesto dependerá de la zona en la que pesquemos y de las especies
que allí nos visiten, los cebos para la práctica de esta técnica
deberán tener, como poco, dos características: ligereza y buena
visibilidad. Hay que huir de los cebos pequeños y tratar de atraer a
los peces con cebos vistosos pero que no resulten pesados, para
permitirnos la realización de lances lo más lejos posible. Una
buena gusana sin duda cumple todos los requisitos: pesa poco, es
voluminosa y, por su color, llama la atención de los peces.
-VADEADOR:
imprescindible si queremos meternos en el agua (Salvo que sea
verano...).
No hay comentarios:
Publicar un comentario