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Pescando con poco fondo a surfcasting

viernes, 1 de marzo de 2013


playa para surfcasting
Aunque la técnica de pesca pueda parecer poco adecuada, lo cierto es que pescar en aguas poco profundas puede reportarnos grandes resultados.

Y es que justamente ese poco fondo es lo que puede llamar la atención de numerosas especies como la dorada, el sargo, el besugo... o incluso la reina del surfcasting, la deseada lubina.

A continuación hablaremos sobre cómo debe pescarse cuando la profundidad es escasa, intentando aportar los mejores consejos para hacerlo.


PROFUNDIDAD / RESULTADOS
Hay una creencia bastante extendida de que a mayor profundidad mejores serán los resultados, de hecho es algo casi tan obsesivo como ganar distancia de lance pescando a surfcasting. Muchos pescadores huyen de las playas planas y si pueden ganar unos metros desde un dique o roquedo lo hacen encantados buscando profundidad.

Sin embargo, nada más lejos de la realidad. La gran mayoría de las veces, la pesca entra mucho mejor en las playas donde no existen grandes cambios en la profundidad, aquellas que sólo cuentan con ligeras pendientes, donde la caída de la playa es muy suave y se prolonga largo trayecto desde la orilla.

Además estas playas suelen ofrecer gran cantidad de alimento para los peces. Si esto es así ¿por qué tantos pescadores se niegan a pescar en playas de poco fondo? Aquí podríamos señalar dos razones: es técnicamente más complicado, puesto que nos vemos obligados a realizar lances de muy largo alcance; y las capturas son poco “llamativas”, de tamaño más bien escaso.

CUÁNDO PESCAR EN UNA PLAYA DE POCO CALADO
Probablemente el mejor día para acudir de pesca a una playa de poco calado sea aquel en el que exista algo de movimiento bajo el agua, de manera que el fondo se remueva dejando libre un “banquete” de coquinas, almejas, ermitaños, cangrejos... al que acudirán gran variedad de peces.

Para pescar en estas playas de poco fondo resulta fundamental que sepamos “ver las olas” en tres sentidos: cómo llegan, dónde llegan y dónde se cruzan. Y es que lo normal es que las olas vengan desde diferentes puntos (principalmente por la incidencia de los bancos de arena sobre el movimiento del agua). Partiendo de esto, conviene tener en cuenta que:

  • Si las olas llegan a la orilla siempre por la misma línea imaginaria: lanzaremos en aquel lugar donde tras las primeras rompientes lejanas exista una zona calmada: es allí donde habrá mayor fondo a una distancia prudencial.
  • Si las olas llegan a la orilla desde diferentes puntos, conviene realizar un “estudio” de los lugares donde se cruzan, pues es allí donde nos interesa “afinar” nuestros lances. Se trata de puntos estratégicos, los conocidos por muchos pescadores como “remolinos”. Aquí se forma una especie de poza en la que suele concentrarse gran cantidad de alimento al que sin duda muchas especies acudirán para saciar su apetito.
En caso de que el viento esté calmado y nos encontremos ante uno de esos días “tranquilos”, podremos observar como en las playas de poco calado no se levanta la arena y el color del agua apenas varía. En estos momentos lo más acertado es el uso de cebos que resulten vistosos, que contrasten con el color de la arena del lugar, de modo que llamen la atención de las especies del lugar.

LA NECESIDAD DE MOJARSE
Aunque en nuestro país no exista mucha tradición en esto de meterse en el agua para pescar, lo cierto es que para obtener resultados en una playa de escaso fondo, lo más efectivo es “mojarse”.

El motivo es sencillo: debemos intentar acercarnos lo máximo posible para alcanzar el lugar donde se encuentra el pescado.

Metiéndonos en el mar podemos ganar entre veinte y treinta metros (más en algunas playas), lo que puede suponer la diferencia entre alcanzar o no la franja en la que se mueve el pescado.

La técnica de pesca en estos casos debe desarrollarse de la siguiente forma: entramos en el agua, lanzamos al lugar que entendemos más adecuado, volvemos a la orilla (sin tensar), una vez en la orilla tensamos y dejamos la caña dispuesta en el cañero.

Un equipo poco especializado pero que sepamos manejar bien, nos permitirá realizar lances muy certeros metidos en el agua, pero para eso el mar nunca deberá subir de nuestros muslos.

EL EQUIPO
Aún a pesar de lo que muchos puedan opinar, este tipo de pesca nos permite conseguir resultados sin necesidad de utilizar un material muy especializado, más bien al contrario.

El equipo que debemos llevar si deseamos conseguir capturas en una playa de escaso calado tendrá las siguientes características:
– CAÑA: semiparabólica, de buen puntero, con la que podamos lanzar con soltura aunque tengamos los pies en el agua.
– CARRETE: vigilaremos sobre todo que tenga una rápida salida, que sea de bobina cónica a poder ser.
– SEDAL: deberá ser muy fino (Aquí en el cantábrico eso es 0,25 - 0,30).
– PLOMOS: resulta fundamental que se ajusten perfectamente a la caña utilizada, teniendo presente que si lanzamos desde el agua deberemos rebajar entre10 y 20 gramos el peso. Hay quien pinta el plomo con colores llamativos cuando va a pescar en zonas donde los peces son de poco tamaño.
– CEBOS: aunque por supuesto dependerá de la zona en la que pesquemos y de las especies que allí nos visiten, los cebos para la práctica de esta técnica deberán tener, como poco, dos características: ligereza y buena visibilidad. Hay que huir de los cebos pequeños y tratar de atraer a los peces con cebos vistosos pero que no resulten pesados, para permitirnos la realización de lances lo más lejos posible. Una buena gusana sin duda cumple todos los requisitos: pesa poco, es voluminosa y, por su color, llama la atención de los peces.

-VADEADOR: imprescindible si queremos meternos en el agua (Salvo que sea verano...).

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